Es una frase que utilizamos muchas veces para dar consejos a los demás y de la que no somos conscientes de todo lo que implica.
Para empezar, ¿qué es el miedo?. El miedo es una de las emociones básicas de los animales y os hombres que tiene un marcado carácter adaptativo y de supervivencia; huímos de todo aquello que tiene un resultado que no es bueno para nosotros. En muchas ocasiones este miedo viene derivado de algún estímulo natural como de algún aprendizaje anterior. Quiero hablar del miedo desde la parte relacionada con el aprendizaje.
Llevo estudiando ya unos años psicología y el aprendizaje, tanto condicionado, como operante como vicario (por imitación de algo que vemos) es una de las grandes bases de la psicología. Este aprendizaje se ve tanto a nivel individual, como interpersonal, como grupal como societal del ser humano.
Todas las experiencias que tenemos en la vida generan en nosotros, sin darnos cuenta, cierto aprendizaje y más cuando los resultados de la misma tienen consecuencias aversivas para nosotros. ¿Pero nos hemos planteado alguna vez si esa experiencia en otro contexto tendría la misma consecuencia?. Creo que ahí está la clave de cómo aplicamos nuestros miedos.
Internamente marcamos un estímulo o conducta que ha tenido una consecuencia aversiva como algo a no repetir en nuestra vida, y cuando nos situamos ante un estímulo o conducta similar creemos que la consecuencia va a ser la misma.
Las situaciones en las que se ve muy claro este punto es en las interpersonales. El establecimiento y confianza de relaciones interpersonales es quizá una de las cosas que más nos cuesta y, ¿por qué?. Si hemos quedado marcados por una relación que no resultó como queríamos o que nos hizo daño y nos vemos en una relación similar con otra persona, damos por sentado que el resultado será el mismo. Nos dejamos guiar por lo que aprendimos, que no salió a nuestro gusto y actuamos guiados por eso, por ese miedo. No nos paramos a pensar que el contexto no es el mismo y que por suerte no hay 2 personas iguales en este mundo.
Esto se podría comprobar de una manera tonta y sencilla, saludar a todos los desconocidos que te encuentres por la calle, seguro que unos te saludan con una sonrisa y otros ni te miran pensando que estás loco. Seguro que si el primero no te mira lo sigues intentando...
No somos conscientes de que estos miedos nos impiden avanzar en nuestra vida y vivir experiencias maravillosas y diferentes. Cada experiencia que vives con una persona es única y diferente al resto de las que vas a tener en toda tu vida; así que no debemos dejarlas escapar.
Yo soy la primera que muchas veces tiene esos miedos, pero de repente me entra la cordura y me doy cuenta de que no todos somos iguales y de que lo que salió mal en un momento y con una persona no tiene por qué salir mal en otro momento y con otra persona diferente. Intento dejar esos miedos atrás y vivir experiencias únicas en mi vida.
Nos perdemos muchas cosas buenas que nos ofrece la vida y creo que habría que reflexionar mucho sobre ellos y desaprender de todas aquellas experiencias que han tenido resultados aversivos en nuestra vida.
¿Estás preparado para desaprender?. Yo sí...
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